Científicos UC estudian la placenta para predecir males metabólicos

Publicaciones entre 2007 y 2018

Recién nacidos con menos de dos kilos y más de cuatro no sintetizan bien el óxido nítrico en el vientre materno, lo que modifica su ADN.

Aunque a simple vista un bebé de dos kilos de peso al nacer no tiene nada que ver con otro que nació de cuatro kilos y medio, es muy probable que a los 10 años de edad ambos compartan varios elementos en común: el riesgo de hipertensión, de resistencia a la insulina y de obesidad.

Por alguna razón, que expertos de la U. Católica están estudiando, los dos grupos tendrían algún tipo de dificultad con la síntesis del óxido nítrico, un elemento esencial para mantener el tono vascular (diámetro de los vasos sanguíneos) y el flujo de sangre en el vientre materno, y que, cuando falta, disminuye el calibre de venas y arterias. No sólo eso: Paola Casanello, investigadora de la División de Obstetricia y Ginecología de la UC, explica que según las investigaciones previas que ha realizado junto a su equipo, la falta de óxido nítrico provocaría modificaciones químicas en el ADN del feto, lo que haría que ciertos genes se apaguen, quedando más expuestos a condiciones propias de enfermedades vasculares y síndrome metabólico. Pero no todos los niños que nacen con bajo peso o con sobrepeso están expuestos a estos problemas.

¿Cómo predecir el riesgo? Casanello y su equipo creen que buscando en las placentas, donde quedan rastros
(marcadores) que dan cuenta de que ese feto tuvo problemas de falta de oxígeno y nutrientes por mala síntesis del óxido nítrico, para lo cual en marzo iniciarán un nuevo estudio en busca de esos marcadores. Si lo consiguen, se podría practicar -a las pocas horas de nacido el bebé- un análisis a las células placentarias para detectar la presencia de los marcadores. “Si identificamos esa señal apenas nace, los padres de ese niño podrían ser educados en relación a las curvas de peso que debe seguir, potenciando la actividad física, sin sobrealimentarlo y protegiéndolo del riesgo a desarrollar síndrome metabólico”, dijo Casanello.

En este estudio, los investigadores también incluyeron el análisis de niños macrosómicos, aquellos que nacen con un peso superior a los cuatro kilos, cuyas madres iniciaron su embarazo con sobrepeso u obesidad. “Nuestra hipótesis es que los niños grandes, que generalmente son hijos de una madre con sobrepeso u obesidad, también tienen este problema. El mecanismo en ambos grupos es diferente, pero los dos tienen, finalmente, problemas vasculares derivados de la disminuida capacidad de síntesis de óxido nítrico”.

Prevenir

¿Por qué buscar en la placenta? Este órgano formado por el embrión permite la comunicación entre la sangre materna que baña la estructura y el bebé que está creciendo dentro, alimentándose a través de pequeños vasos capilares, por los que recibe los nutrientes y el oxígeno. El óxido nítrico cumple un papel clave en este proceso. La experta explica que cuando hay restricción de crecimiento fetal, el bebé deja de crecer o lo hace más lentamente. “Pueden nacer más flacos. Dentro del útero, el feto se asegura de que no falte oxígeno para su cerebro y su corazón, pero deja de acumular grasa y no desarrolla su potencial de crecimiento. Como consecuencia de la predistribución del flujo sanguíneo al riñón, tienen menos líquido amniótico”, señaló.

A juicio de Casanello, esta adaptación tiene costos y ese niño lo paga a lo largo de la vida. “Cuando ese niño, nacido con restricción de crecimiento fetal, tiene problemas de malos hábitos alimenticios o lo exponen a una sobrecarga de alimentos para que ‘crezca’, tiene más tendencia a desarrollar hipertensión y despierta antes hormonalmente”, dijo la especialista.

En los estudios realizados en laboratorio, estos investigadores han demostrado que las condiciones de la placenta no cambian. “Hemos extraído células de placenta y las hemos puesto en cultivo durante dos o tres semanas, y éstas siguen alteradas aun cuando les administremos más oxígeno, lo que nos ha hecho postular que corresponderían a marcadores permanentes”, indicó.

En esta nueva etapa del estudio -que cuenta con el apoyo de Fondecyt- también buscan averiguar qué modificaciones epigenéticas en la placenta son reversibles. Si se encuentran, se podría prevenir el riesgo de que estos niños desarrollen enfermedades cuando sean adultos.