El embarazo es una etapa en que los padres suelen imaginar cómo serán sus futuros hijos, pero ¿qué sucede cuando las idealizaciones no se corresponden con la realidad?

“Estaba segura que sería una niñita… En realidad, era lo que mi marido y yo deseábamos, hasta le habíamos comprado ropa rosada. Me ha costado un poco ahora cambiar el switch”. “Yo me lo imaginaba igual que su hermanito; tranquilo, bueno para dormir, comer y muy sonriente. ¡Pero es todo lo contrario! Llora a cada rato, duerme pésimo y parece que siempre está molesto, no hay cómo calmarlo.” “¡Era tan chiquitito cuando nació!, flaquito, lleno de pelos, con su piel rojiza, nada que ver a la guagua que yo me había imaginado”.
Aunque no muchos padres se atreven a confesarlo abiertamente, es algo que puede suceder: Las expectativas que se crean en torno al ‘hijo ideal’ (ése que imaginaron o idealizaron durante el embarazo) no siempre calzan -y a veces difieren mucho- de las características que posee el ‘hijo real’; ése que efectivamente llegó a sus vidas.
El ‘choque’ con la realidad generalmente viene una vez que el pequeño nace y los padres descubren que, quizás no tenía las características físicas que ellos pensaban o que su temperamento es muy distinto al que soñaron en sus fantasías (alimentadas muchas veces por la publicidad).
El doctor José Andrés Poblete, gineco-obstetra de Red Salud UC y especialista en medicina fetal y ultrasonografía señala que, en su experiencia, el tema del sexo del bebé suele ser bien asumido por la mayoría de padres, aunque no sea el que inicialmente anhelaban. “Es cierto que algunas parejas desean poder seleccionar el sexo de sus hijos, pero como esto no se puede hacer, al final simplemente se entregan”.
El principal problema, a su juicio, está en el post parto. “Es en ese periodo en que las expectativas de un bebé tranquilo y ordenado son reemplazadas por la dureza de la realidad, en que guaguas muy demandantes no dan tregua a sus padres”.
Esto, por supuesto, puede ser más fuerte cuando un hijo viene con algún problema, de salud, por ejemplo. En ese sentido, el doctor Poblete indica que “todos los padres comparten la inquietud de poder determinar lo más pronto posible que se trata de un hijo sano y que tendrán un embarazo normal”.

Hijos ‘sin ticket de cambio’

Cualquiera sea el caso, la principal recomendación de este especialista es tratar de evitar crearse expectativas respecto del futuro hijo. “Lo ideal es que lo sientan como ‘un regalo sin ticket de cambio’, que se acepta sin chistar”, recalca. En ese contexto, el amor, la paciencia, la empatía con el bebé y una actitud positiva son herramientas claves para el primer periodo de adaptación, tanto del pequeño al ‘mundo exterior’, como de sus padres a esta nueva etapa. Ello facilitará la construcción de un buen vínculo afectivo, el que no sólo impactará positivamente en el pequeño (en todo sentido), sino que además permitirá a sus padres comprender que cada hijo es diferente y valioso por sí mismo.