El verano es, sin duda, una de las épocas más esperadas del año; para muchos, es sinónimo de vacaciones, vida al aire libre, playa y viajes a diversos destinos. Pero si no se toman  las precauciones adecuadas, también puede favorecer la aparición de infecciones ginecológicas.  

Y es que, la mayor temperatura (ambiental y corporal) facilita el desarrollo de infecciones por hongos, que pueden transferirse desde el intestino y el recto hacia la zona vaginal, a veces también favorecido por la actividad sexual.  

En algunas ocasiones, el ir de vacaciones a lugares que no siempre cuentan con el equipamiento ideal para un buen aseo personal (campings, destinos ‘exóticos’, etc.) puede facilitar igualmente la aparición de este tipo de patologías. 

Otra vía por la que es posible adquirir una infección ginecológica es a través de organismos acuáticos, presentes en aguas dulces y piscinas (tricomonas). En las playas de Chile, la concentración de bacterias patógenas -como el  escherichia coli- en el agua es mayor, especialmente porque una importante de las aguas servidas finalmente va a dar al mar, lo que, por supuesto, predispone al contagio. 

Otros factores que pueden incidir en el aumento de este tipo de patologías en verano es el uso de prendas sintéticas (traje de baños, ropa interior), pues tienen poca ventilación y lento secado. Por lo tanto, al bañarse en el mar o piscina, es conveniente no permanecer mucho tiempo con la ropa mojada.

Especial precaución se debe tener durante el embarazo, periodo que se asocia a mayor frecuencia de infecciones urinarias, las que -a su vez- se vinculan a mayor riesgo de parto prematuro.  Afortunadamente, muchas de estas infecciones no son capaces de afectar la gestación (algunas sí), sobre todo, si la mujer está en control permanente.  

Como medidas complementarias para prevenir es recomendable:

· Ingerir un mínimo de 1,5 litros de líquido al día, para eliminar más rápido las bacterias del aparato urinario.
· No aguantar los deseos de orinar, ya que el crecimiento bacteriano es mayor cuando la orina permanece en la vejiga.
· Realizar un aseo íntimo a diario, sólo con agua o jabón neutro. Evitar productos artificiales o con perfumes, ya que podrían alterar la flora vaginal. Recordar que el aseo debe hacerse  de delante hacia atrás, para evitar la contaminación, y secar en la misma dirección.
· Es conveniente utilizar ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas y sintéticas.
·  Combatir el estreñimiento y no posponer la evacuación; así se reduce la probabilidad de que los gérmenes de esta zona se trasladen y colonicen los tejidos cercanos al tracto urinario.
· Especialmente si está fuera de su hogar, es mejor recurrir a la ducha que al baño de tina.