

La alta tasa de cesáreas que se da en Chile, que llega a 40% del total de partos, hace que muchos ven en ella una suerte de panacea, donde el nacimiento se considera más fácil, rápido e indoloro.
Pero lo que para muchas futuras madres es lo ideal, desde el punto de vista de salud no lo es, ya que realizar más de una intervención de este tipo, puede acarrear el riesgo de acretismo placentario. “Desde el tercer parto con cesárea, si se presenta una placenta previa, se corre un 30% de riesgo de padecer de ésto”, afirmó el doctor Fernando Abarzúa, jefe de Unidad de Medicina Materno Fetal de la Universidad Católica.
El acretismo placentario es la adhesión e invasión parcial de la placenta en el útero, y su complejidad se explica porque requiere de una histerectomía de urgencia, debido a una gran hemorragia que puede poner en riesgo la vida de la paciente.
En Chile en la actualidad unas siete mujeres mueren al año debido a hemorragias post parto, donde muchos de estos casos se deben a esta dolencia.
Esta es la principal razón por la que tanto médicos como pacientes deben luchar para que el parto sea normal, en especial el primero, y que la cesárea sea sólo una alternativa de urgencia.
El acretismo placentario, que es más frecuente en mujeres con placenta previa, se puede diagnosticar mediante una ecografía alrededor de las 28 semanas de embarazo, lo que permite planificar el parto. “Es vital que la paciente con este diagnóstico tenga a su hijo en centros de alta complejidad”, afirmó el profesional.
Desde hace pocas semanas se comenzó a aplicar en Chile una nueva técnica que ayuda a evitar las hemorragias en estas intervenciones y facilita el accionar del médico para realizar la extirpación del útero. Es un procedimiento endovascular y consiste en bloquear la irrigación al útero, proveniente de la arteria hipogástrica. La obstrucción del flujo sanguíneo se logra mediante la colocación de un catéter en cada una de las arterias hipogástricas antes del parto, para luego inflarlo tras la cesárea y así impedir la hemorragia del útero invadido por la placenta. Esta técnica permite adelantarse a la emergencia sanguínea para que el obstetra pueda realizar la extirpación del útero sin el caos que implica una hemorragia masiva. Si en una histerectomía de urgencia tradicional se pueden requerir más de 20 transfusiones e incluso días en la UCI, con riesgo de muerte, en el caso de la nueva técnica las transfusiones son menores y la paciente puede estar al día siguiente con su hijo recién nacido.