Un trabajo de médicos de la UC muestra que el apoyo multisdisciplinario para enfrentar los embarazos en que el hijo viene con malformaciones incompatibles con la vida puede unir como pareja y hacer crecer a los padres y madres que sobrellevan esa pérdida.
Para el Dr. Jorge Neira, de la División de Ginecología y Obstetricia UC, la realidad pura y dura tiene un poder de transformación que sobrepasa toda teoría. Él ha tenido la oportunidad de atender embarazos en los que los fetos vienen con malformaciones congénitas letales (MCL), ha apoyado a esos padres en todas sus etapas y ha podido ver de cerca la transformación que esa dura prueba ha provocado en esas familias.
Y para él está demasiado claro: “Se cumple mucho más con el fin médico desde los cuidados paliativos que desde el aborto. A través de los cuidados paliativos, se logra devolver la tranquilidad y la paz a las personas sin por ello evitar el dolor”.
El Dr. Neira también ha conocido también a mujeres que alguna vez pasaron por esa situación y que optaron por el aborto. Las vivencias relatadas por unas y por otras lo convencieron de que aquí había una verdad que había que comunicar. Y buscando el cómo hacerlo, inició un proyecto de investigación cualitativa: “Comprensión de la experiencia vivida durante el período grávido puerperal de niños con malformaciones mayores congénitas letales”.
El trabajo, de orientación fenomenológica, se hizo sobre la base de entrevistas a cinco madres y tres padres que llevaron adelante un embarazo y un parto de niños con MCL, con el fin de describir en profundidad la evolución de esta experiencia, y de llegar a un cuerpo de recomendaciones para constituir las bases de un Programa de Cuidados Paliativos Perinatales.
Tras los resultados de la investigación, ya está en marcha en forma oficial este programa en la Facultad de Medicina UC; sin embargo, relata el Dr. Jorge Neira, este abordaje multidisciplinario –que incluye a médicos, matrones y psicólogos- para enfrentar estos casos ya se estaba haciendo desde hace al menos cinco años. Y el acompañamiento cercano de los médicos a estos embarazos es una práctica que data desde los albores de la Maternidad UC.
“Pero ahora tenemos un cuerpo teórico que nos permite difundir este tema y formar a los profesionales de la salud en este sentido. Esta es una situación única en la medicina, porque en ella coexisten la vida y la muerte. Trabajar con el dolor no es fácil para los médicos porque a todos nos gusta ser ‘exitosos’, pero muchos se empiezan a dar cuenta de que en el dolor está el crecimiento”, dice el Dr. Neira.
Él ha visto a muchas familias fortalecerse como pareja después de una situación como ésa, y a muchas madres vivir con paz y conformidad el hecho de haber recibido a ese hijo como a un niño enfermo y desvalido que requiere amor y cuidados como el que más. Los datos de la investigación del Dr. Neira muestran que proceso de duelo vivido en familia se convierte en un proceso sanador.
Las recomendaciones que entrega este trabajo apuntan al procedimiento del equipo médico en estos casos. Por ejemplo, proporcionar el espacio para la expresión de sentimientos de los padres; un plan de apoyo integral durante todo el embarazo; orientación y terapia de salud mental, si es necesario, etc.