Discusión sobre el aborto terapéutico

Publicaciones entre 2007 y 2018

Dr. Enrique Oyarzún, Jefe de la División de Obstetricia y Ginecología UC.

Senadores DC están trabajando en una iniciativa que se presenta como una alternativa para entrar en el debate sobre el aborto terapéutico. Esta iniciativa se basa en un programa de acompañamiento prenatal y cuidado paliativo perinatal otorgado por un equipo multidisciplinario y dirigido a aquellas familias con hijos cuyo diagnóstico es de una anomalía fetal letal.  

Esta situación afecta a alrededor de 500 familias cada año en Chile y ha sido incluida en el proyecto de ley sobre el aborto terapéutico, que busca permitir la interrupción del embarazo cuando existe alguna patología grave e incompatible con la vida extrauterina.

Lo que los senadores DC están proponiendo es un programa que ya practica un grupo interdisciplinario de profesionales de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En él, desde que iniciamos el diagnóstico prenatal, se solicita a la embarazada que espera un hijo con una anomalía fetal grave que aguarde la resolución espontánea de esa gestación. Pese a lo doloroso y complejo de esta situación, la experiencia nos ha mostrado que -cuando son adecuadamente apoyados- la mayoría de las madres y padres sobrellevan mejor esa vivencia, completan el duelo y quedan tranquilos consigo mismos. Esto requiere un gran esfuerzo de todo el equipo tratante en aras de lograr un acompañamiento permanente. La evaluación reciente de este proceso a través de un proyecto de investigación de más de 1.500 horas sirvió de base para proponer un programa de cuidados paliativos perinatales que da forma concreta a lo que hemos venido haciendo por más de 20 años.

La misión del equipo interdisciplinario es otorgar un soporte integral; físico, psicológico, social y espiritual a quienes sufren, sincronizando el trabajo prenatal, el buen morir de los niños y el duelo posterior. Aceptar a un hijo enfermo permite encarar el sufrimiento, el nacimiento y su muerte. Las ventajas de esta aproximación, así como su viabilidad, han quedado claras en la evaluación reciente que hemos realizado.

Nuestra experiencia avala que un programa de cuidados paliativos perinatales puede llevarse satisfactoriamente a la práctica sin necesidad de recursos económicos, pero sí con dedicación, vocación de servicio y voluntad. Estamos convencidos de que esta alternativa, enriquecedora para la pareja y guiada por el amor, ofrece además la posibilidad de avanzar hacia una sociedad más feliz, más justa y más solidaria.

En el debate público se ha planteado el aborto terapéutico como una salida para estos casos en el intento de paliar el dolor, la tristeza y la desesperanza que provocan en toda una familia. Se busca atenuar esas consecuencias interrumpiendo el embarazo. Se olvida, sin embargo, que el sufrimiento no desaparece porque la pérdida del hijo se adelante. Además, se le agrega el peso en la conciencia de haber causado la muerte de ese pequeño enfermo. Parece ser entonces que la pretensión curativa es vana y se le suma un sufrimiento moral que ha sido objeto de estudio de numerosas investigaciones clínicas.

Entendemos que algunos piensen que permitir el aborto en estas especiales circunstancias logre disminuir el dolor que estas situaciones provocan. Aun si esto fuese considerado razonable como alternativa, deberíamos reflexionar si esa solución es la que queremos como país, si ella nos hace mejores personas y una mejor sociedad, o si nos conduce al empobrecimiento de nuestra salud mental y espiritual.