Si bien el embarazo y parto son eventos fisiológicos en la vida de la especie humana, y de capital importancia, dado que son los responsables de la reproducción de la especie, ellos están expuestos a eventuales patologías que pueden incluir la muerte de la madre e hijo/a.

El hecho de que las madres tengan a sus hijos en centros hospitalarios ha permitido, históricamente, reducir estos riesgos de modo muy impresionante y significativo. Sin embargo, esto ha ido de la mano de una cierta deshumanización de un proceso natural, que hoy se trata de corregir.

En el caso de una mujer sana y que desarrolla un embarazo normal el riesgo es bajo. Aún así, al menos una de cada diez futuras mamás o su feto
presenta alguna enfermedad durante el embarazo, condición que coloca a esas madres en una categoría denominada Alto Riesgo Obstétrico.

Existen hoy factores reconocidos que aumentan el riesgo para los embarazos. Uno de ellos es la tendencia a tener hijos en edades más avanzadas (especialmente sobre los 40 años), que permite que el embarazo coexista con enfermedades propias de la edad como hipertensión arterial o diabetes; el sobrepeso y la obesidad, frecuentes hoy entre las mujeres en edad fértil; el aumento de los embarazos múltiples en relación a los tratamientos de infertilidad ; y el alto porcentaje de operaciones cesáreas.

Para el niño/a en gestación, los factores mencionados se relacionan con mayores riesgos de prematurez (nacimientos antes de las 37 semanas de gestación); de restricción de crecimiento intrauterino (que a su vez se relaciona con las patologías de la vida adulta según la hipótesis del origen fetal de las enfermedades del adulto); de secuelas neurológicas secundarias fundamentalmente a la prematurez; y de malformaciones congénitas, que no son prevenibles en su totalidad ni tienen tratamiento curativo.

Prevención, control prenatal estricto y uso de medicamentos sólo en casos justificados son elementos claves para el bienestar de la futura madre y el hijo/a que espera. En términos de prevención es muy importante lo que en años recientes se ha incorporado al control femenino, cual es la visita
preconcepcional, que consiste en una visita médica antes de que se produzca el embarazo deseado.

Esta visita permite pesquisar y tratar factores de riesgo, de modo de asegurar un mejor pronóstico para el embarazo futuro. Esta consulta es muy importante si consideramos que al menos la mitad de los
embarazos no son planeados, y que el 51 % de las muertes maternas (muertes por embarazo y parto) de la última década en Chile son por patologías médicas coexistentes con el embarazo y por hipertensión arterial materna (que incluye cuadros pregestacionales y cuadros propios del embarazo).
La visita preconcepcional permite estabilizar las patologías, mejorar la medicación que estén recibiendo en miras a la gestación futura, y reforzar la indicación de un consumo adecuado de acido fálico para
prevenir malformaciones neurológicas.

Dr. Enrique Oyarzún E., profesor titular División de Obstetricia y Ginecología PUC